El onceavo caracol

2020

El llamado vino de las montañas del sur, arropadas por el manto de la autonomía y alimentadas por el canto de la esperanza. El Puy Ta Cuxlejaltic aguardaba en Tulan kau, un escenario cinematográfico anclado al pie de un cerro, donde una imponente sala de madera, a la que nombran la ballena, yacia agazapada en la espera de su invitados para engullirlos al interior de la comunidad.

Durante una semana, un desfile de películas de diversos géneros, acapararon a la audiencia que paulatinamente arribaban. Le selección de películas no tenían orden específico, como decía su ilustre anfitrión, que exhalaba fumarolas de su pipa: Es un festival de cine para gente que no sabe nada de cine. Para nosotros el cine representa un espacio donde se puede convivir sin importar las religiones, razas y culturas. Es un medio que reúne la comunidad, que en tierras zapatistas: lo es todo.

Un festival de cine donde se escuchaban los cuentos del sub, que eran un deleite poético que hacia honor a Tulan Kau, donde El chompiras y sus aventuras en el amor, arrancaron carcajadas que hicieron vibrar la sala cinematográfica. La sobriedad imperó con La Calamidad, una niña grande en todos sus aspectos, que por donde quiera que andaba, hacia una calamidad. Un diminuto lago donde flotaban dos ballenas inflables, representaban el mar para ella. Formaba un equipo de futbol donde era el arma secreta y practicaban el contragolpe. Las historias estaban perfumadas de mensajes ocultos, que germinaban con los días.

El viento amigable sacudía los soberbios pinos, que vigilaban expectantes. Las casas de campaña donde pernoctábamos, eran agobiadas por tan airada recepción. No obstante, eso no era impedimento para que la magia fluyera. La noche era poseída por figuras deambulantes que hacían reverencia al cine chatarra. La nostalgia era evocada por el cine ambulante que, a través de Cantinflas, Pedro Infante y el Piporro, ocasionaron un mar de sonrisas que se asemejaban a la cúpula celeste. El condimento corría por parte de la música norteña, que persuadía a la comunidad que se desenfrenaban al escuchar la del Moño Colorado.

El silbido de una flauta fue el preámbulo del ritual dedicado al nuevo sol. El aire gélido arremetía sin clemencia a los presentes que eran envueltos por el humo de hierbas. algunos incitados por el galopar de tambores y los trinos de la lira, danzaban para sacudirse el frio y las malas vibras. El alba rimbombante apareció vislumbrado el nacimiento del undécimo caracol de nuestras vidas.

En el transcurso del día, los actos solemnes se hicieron presentes. De la misma forma la expresión artística que pregonan la nueva juventud que galopa fuerte, se manifestó.

Al caer la noche, culminó el 2 festival de cine Puy Ta Cuxlejaltic, donde el sub dialogo con las estrellas de cine, exhortándolos a construir UN MUNDO DONDE QUEPAN MUCHOS MUNDOS. A plantearse que es lo que realmente queremos hacer. Una invitación para formar parte de la tripulación de la nave de la esperanza.


Sinaloa, Michoacán & Chiapas 20 de Febrero 2020

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